jueves, 25 de marzo de 2010
El invierno mas raro del siglo
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas afirma que la pasada estación fue la más anómala desde 1900 - El mapa pluviométrico se invirtió y las lluvias fueron más abundantes en el Sur que en regiones norteñas como Asturias
Los españoles lo intuían y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha dicho que sí, que el invierno que acaba de pasar ha sido el más raro de los últimos cien años. Hay que remontarse al invierno de 1900 para encontrar un temporal por fin de semana, ciclogénesis explosivas, nieve en Barcelona y lluvias persistentes en Andalucía. Asturias ha sido escenario de buena parte de estos fenómenos anómalos, pero no se ha llevado la peor parte. Tan extraño ha sido este invierno que se han invertido las tornas: ha llovido más en el Sur que en el Norte. El CSIC dice que se ha invertido el mapa pluviométrico y que las comunidades de la cornisa cantábrica, incluida Asturias, «se han quedado secas frente al resto del país, que ha estado en remojo», porque la mayoría de las borrascas tuvo una trayectoria más meridional de lo habitual.
Los investigadores del CSIC adscritos al Instituto Pirenaico de Ecología Santiago Berguería, Vicente Serrano y Juan Ignacio López Moreno son los autores de un estudio que concluye que el invierno que acaba de quedar atrás ha sido «fuera de lo común». Los científicos puntualizan que las anomalías invernales se debieron, sobre todo, a la persistencia de las situaciones de inestabilidad atmosférica ligadas al paso de borrascas atlánticas del frente polar. Para llegar a estas conclusiones, los científicos analizaron la Oscilación del Atlántico Norte (OAN), que determina el clima en casi toda Europa, y también en España, de la misma forma que el fenómeno «El Niño» -que consiste en un cambio en los patrones de movimientos de las masas de aire desencadenando el calentamiento de las aguas- determina durante meses la climatología de todo el Pacífico Sur. Pues bien, el que termina ha sido «un invierno de OAN negativa», de temperaturas muy suaves pero muy húmedo. Todo lo contrario a lo que suele ser el invierno peninsular, caracterizado por las situaciones anticiclónicas, con cielos despejados que ocasionan noches mucho más frías, heladas y escasez de precipitaciones.
En un invierno normal las borrascas se intercalan con episodios prolongados de inestabilidad atmosférica. Pero este año no ha sido así. En un invierno normal el promedio de días con situaciones anticiclónicas es del 40 por ciento, pero este invierno el porcentaje ha caído al 25 por ciento.
En cuanto a las temperaturas, el CSIC concluye que la tendencia tampoco ha sido la habitual. Las mínimas han sido un poco más altas y las máximas un poco más bajas, lo que concuerda muy bien con el paso ininterrumpido de borrascas con cielos cubiertos y una oscilación térmica menor.
¿Son atribuibles estas anomalías al cambio climático? Los científicos no las tienen todas consigo: «No se puede atribuir un evento extremo aislado a las consecuencias del calentamiento global». Hay que seguir observando.
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