lunes, 9 de marzo de 2009

Situación boyante en los puertos deportivos de la Comarca del Cabo Peñas

El tirón de las actividades náuticas en la comarca no cede ni en tiempos de crisis

Los responsables de los clubes marítimos describen una situación boyante del sector, que retrocede a razón del 23 por ciento de media en España



La náutica deportiva avilesina, 520 embarcaciones con base en los puertos de Avilés, San Juan de la Arena y Luanco, se mantiene a flote pese a los azotes de la crisis y contradice las estadísticas nacionales, que hablan tanto de un retroceso de ventas del 23 por ciento como, en general, de un fuerte parón de las actividades relacionadas con el ocio y los deportes marítimos. Los datos locales son elocuentes: lejos de caer, la demanda de atraques en los dos puertos que disponen de infraestructuras para barcos deportivos y de recreo -los nuevos muelles de Luanco aún están en obras- sigue al alza; tanto es así que las listas de espera para conseguir plaza son una realidad. Asimismo, el número de embarcaciones de segunda mano a la venta -que de haber aumentado repentinamente podría ser un indicativo de mala salud del sector- se mantiene en los parámetros de otros años: en Avilés, el mayor centro náutico de la comarca, apenas son media docena las lanchas en venta y en casi todos los casos por causas ajenas a la crisis.

Roberto Fernández, José Secades y José Carlos Álvarez, directivos, respectivamente, de los clubes marítimos de Avilés, Luanco y San Juan de la Arena, refrendan con sus opiniones el momento boyante por el que, pese a la crisis, atraviesa la náutica comarcal. «Desde el verano pasado tenemos registradas unas treinta solicitudes de amarre en la ría de Avilés que no podemos atender por falta de capacidad de los pantalanes. No, la crisis apenas se está notando», asegura Roberto Fernández. José Secades también hace cábalas sobre la insuficiente capacidad de los futuros pantalanes de Luanco para dar abrigo, al menos en la primera fase, a los doscientos barcos recreativos y deportivos censados en la localidad. Y José Carlos Álvarez señala que hasta el día de hoy, en el club marítimo Puerto Norte de la ría del Nalón no se ha registrado ninguna baja que tenga la crisis como trasfondo. «Es más, seguimos trabajando para aumentar el número de atraques disponibles», añade.

La buena situación que describen los responsables de los colectivos náuticos de la comarca contrasta con los datos del informe sobre el mercado de embarcaciones de recreo en España que cada trimestre publica la Asociación Nacional de Empresas Náuticas (ANEN), entidad que agrupa a las cien empresas más representativas del sector. Según se desprende del citado informe, con la caída de matriculaciones en un 23 por ciento (10.308 embarcaciones matriculadas en España en 2008), el sector retrocede hasta cifras similares a las del año 2003. El descenso, según detalla el informe de ANEN, afecta más a las embarcaciones «made in Spain», un 21,27 por ciento menos de un año a otro, que a los barcos importados, cuya cifra se redujo el año pasado un 11,04 por ciento.

No es que sólo se matriculen menos barcos, sino que además éstos son cada vez más «comedidos» de tamaño y equipamiento. Desde luego, ni grifos de oro ni lujos asiáticos. Y es que los segmentos que mejor aguantan la crisis son, precisamente, los de menor potencia y eslora, según se desprende del estudio elaborado por la asociación empresarial. Ahí radica precisamente, según los expertos consultados, la principal razón que explica por qué los puertos deportivos de la comarca se muestran, al menos de momento, inmunes a los embates de la crisis. «El sector aguanta porque a diferencia de otros sitios costeros aquí nadie se compra el barco para fardar o como parte de operaciones empresariales rocambolescas, sino por verdadera afición a la navegación o para pescar por placer», comenta Secades. Roberto Fernández añade que en el caso de Avilés el perfil de los propietarios de barcos recreativos y deportivos es «muy variopinto», pero que todos tienen en común «el gusto por el mar». Dicho de otra manera, que apenas hay aficionados «guadiana», esos que podrían ser definidos como «ahora estoy, ahora me voy».

José Secades aporta más argumentos para explicar la aparente solidez del sector náutico de la comarca: «Muchos de los propietarios son prejubilados o personas retiradas que, como tienen las rentas garantizadas, disfrutan de una economía saneada para afrontar los gastos que genera el barco». El directivo del Club Marítimo de Luanco tercia para desmitificar lo que entraña poseer y mantener una embarcación deportiva o recreativa: «Un barco de tipo medio, de unos ocho metros de eslora, sale al año por 2.500 euros, 3.000 a lo sumo, de gastos fijos; el combustible, aparte. No son cantidades exorbitantes». Secades incluye en sus cálculos el pago del atraque, los impuestos, las inspecciones y las labores ordinarias de mantenimiento de la embarcación.

Respecto a la posibilidad de una reducción en los niveles de actividad y movilidad de los barcos, los aficionados consultados comentaron que las fechas no son las más idóneas para sacar conclusiones, puesto que el mal tiempo no facilita las salidas a la mar, con la consiguiente imposibilidad de registrar si los dueños de lanchas de recreo se aprietan el cinturón por culpa de la que está cayendo. «El mayor o menos movimiento de los barcos deberá de ser analizado en verano, el momento de mayor auge del deporte náutico», dice José Carlos Álvarez, quien puntualiza con optimismo y en clave de humor que en La Arena «el único temporal que no se puede soportar es el del Sur».

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