martes, 6 de abril de 2010

El Parque de Ferrera congrega a cerca de 7000 personas


El parque congregó a alrededor de 7.000 personas que disfrutaron de la Comida en el suelo y con dosis de improvisación

El parque de Ferrera se transformó ayer en el auténtico «prau» de la fiesta. Allí, alrededor de 7.000 personas de las 23.000 que participaron en la fiesta en toda la ciudad, optaron por celebrar la Comida en la calle a ritmo de timbales, guitarras y gaitas que hicieron sonar músicos locales. Con toallas, plásticos, balones y todo tipo de artilugios, los asistentes al parque disfrutaron de una jornada de sol aderezada con bocadillos y sidras hasta las seis de la tarde, cuando se cerró el recinto verde para su limpieza. El ambiente estaba entre el árbol caído y el templete de los músicos; así se orientaban mediante llamadas de teléfono y mensajes de móvil quienes decidieron reunirse en el gran pulmón verde de Avilés.

En el Ferrera se dieron así cita centenares de jóvenes que prefirieron el suelo a las sillas del casco urbano. Hubo quien aprovechó las horas en el parque para ensayar sus ya olvidados pasos del xiringüelu al son de la gaita. También hubo tiempo para los escarceos propios de la primavera y, sobre todo, para cultivar la amistad. Desde Zamora, Ponferrada, Coslada, Benavente, Móstoles y también Llaranes llegó al parque un nutrido grupo de jóvenes que se esmeraba en escanciar un culín dentro de un vaso. De Llaranes era también otro grupo que acudió al espacio natural nada más y nada menos que con un ordenador portátil. La explicación, muy sencilla. «Para escuchar música», confesaron los folixeros agarrados a vasos de sangría.

Javier Suárez, Gabriel Soler, Tamara Vivas y Leticia Cobo, entre tanto follón, decidieron brindar por la supervivencia de la Comida en la calle con cervezas y, otro grupo, se esmeraba en dar alguna nota musical con una trompeta de plástico. En el Ferrera, ayer, todo era improvisación. Y buen ambiente. La familia del pequeño Hugo Bastida Suárez acudió por su parte al parque avilesino ataviada con el traje tradicional asturiano.

El sol marcó la jornada folixera y los participantes en la Comida en la calle, o en el «prau», se resguardaron a la sombra según avanzó el día. A eso de las seis, los «okupas» del Ferrera desalojaron el recinto y tiñeron las calles de Avilés de más color. «Esto es lo mejor de España, no hay otra cosa igual», dijo entonces un hombre ya entrado en años al ver desfilar a los jóvenes por El Parche.

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