miércoles, 7 de abril de 2010

7 Playas de Asturias pierden arena debido a las obras


Siete playas asturianas se quedan sin arena l Los expertos distinguen entre el efecto del fuerte oleaje de este invierno, que devolverá los depósitos, y el daño irrecuperable de nuevos diques
Siete playas asturianas corren el peligro de quedarse sin arena donde extender las toallas. De Occidente a Oriente: Frexulfe, en Navia; Los Quebrantos, en Soto del Barco; Salinas, en Castrillón; San Lorenzo, en Gijón; La Espasa, entre los concejos de Colunga y Caravia; Santa Marina, en Ribadesella, y El Sablón, en Llanes, están cambiando su arena por piedras y rocas.

¿La culpa? La tienen varios factores y, de hecho, no todas correrán la misma suerte, según explican los expertos. Las playas que pierden su arena debido a las corrientes marinas se recuperarán en cuanto llegue la calma al mar, pero las que están en el radio de 50 kilómetros de una obra de dragado de envergadura podrían perder su arenal para siempre. «El mar siempre quiere recuperar lo que se le quita», sentencian los expertos en la materia. Entre las playas «enfermas» de Asturias, la más grave, sin duda, es la de Salinas, en Castrillón. La segunda más enferma, San Lorenzo, en Gijón. Los más pesimistas dicen que a la playa gijonesa podrían quedarle menos de cinco años para presumir de arenal. Es la opinión de Luis Laria, presidente de la Cepesma (Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas).

Entre los motivos que provocan la pérdida de sedimentos están las obras de ampliación de los puertos, la construcción de diques y espigones y la interrupción de los flujos de arena que provenían de caudales fluviales y que se quedan estancados a mitad del río con la construcción de presas y la subida del nivel del mar como consecuencia del cambio climático. A partir de aquí, cada playa tiene sus peculiaridades, que también hay que tener en cuenta a la hora de diagnosticar.

Luis Laria explica que «dentro de tres o cinco años vamos a ver qué pasará en la playa de San Lorenzo, cuando el mar quiera recuperar todos los sedimentos que se quitaron en los fondos marinos para los rellenos de El Musel, es posible que nos asustemos». Según Laria, el resultado puede ser «catastrófico».

Los dragados de las rías y sacarle la arena al mar pasan factura. En esto coinciden biólogos y geólogos. Las playas no se recuperan de la acción del hombre, sólo lo hacen cuando los sedimentos son arrastrados por las mareas y se quedan almacenados en los fondos marinos. Entonces es sólo cuestión de esperar. Lo explica de forma sencilla Germán Flor, profesor del departamento de Geología de la Universidad de Oviedo. «Es un hecho estacional, como lo que ocurre en la playa de Santa Marina, en Ribadesella. Cuando el oleaje se tranquilice las arenas volverán a la orilla como han estado siempre». Aconseja Germán Flor que se lleven a cabo estudios cartográficos de los fondos de las rías antes de hacer obras de dragados. Este profesor de la Universidad de Oviedo confía y cree que de las siete playas asturianas que están sufriendo la pérdida de arena, la mayoría recuperará su estado natural. «Estamos asistiendo a un ciclo en el que los oleajes son muy fuertes y las olas han arrastrado más arena de lo que podríamos considerar como habitual, pero son ciclos», apunta Flor.

Ricardo Anadón, catedrático de Ecología de la Universidad de Oviedo, explica que la pérdida de arena en las playas es algo generalizado, no sólo de Asturias. «Es una cuestión complicada, se pierde arena por muchos motivos, las presas en los ríos, el efecto de los temporales y la influencia de que haya subido el nivel del mar por culpa del cambio climático. La solución es imposible de garantizar», afirma Ricardo Anadón, que asegura que este año «la pérdida de arena ha sido algo generalizado que no sólo ha ocurrido en Asturias y habrá que llevar a cabo estudios minuciosos para saber qué ha influido exactamente», apostilla.

En otras playas del Principado está ocurriendo el efecto contrario, es decir, que antes tenían piedras en su orilla y ahora se están llenando de arena. Un ejemplo claro es lo que ocurre en la playa valdesana de Portizuelo. Este espacio, conocido también como la playa de Severo Ochoa, ya que era la preferida del bioquímico y Premio Nobel para ir a meditar frente al mar, ha ido llenándose de arena en los últimos años. Esta playa está fuera de la zona de influencia de grandes obras de extracción de áridos, así que las mareas han ido llevando a la orilla los sedimentos más finos.

La Comisión Europea ya alertó en un informe hecho público en diciembre del año pasado de que la décima parte del litoral español está afectada por la erosión de la presión urbanística y las obras de los puertos. El estudio, que elaboraron conjuntamente geólogos y oceanógrafos, desvela que la costa más erosionada es la andaluza, seguida de Cataluña, Valencia, Baleares y Cantabria. Dentro de las costas degradas de forma «moderada», un nivel por debajo de las anteriores, se sitúa Asturias.

Este invierno las corrientes marítimas han sido más severas en el Cantábrico, provocando grandes olas que han arrastrado con fuerza los sedimentos mar adentro. Por ello resultó frecuente ver grandes olas rompiendo contra el muro de la playa de San Lorenzo, en Gijón, como en la imagen. Ahora queda esperar si con la llegada de la calma en verano las arenas regresarán a su lugar de origen o si, por el contrario, como sostienen los más pesimistas, San Lorenzo se queda sin arena donde reposar las toallas y clavar las sombrillas.

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