miércoles, 11 de agosto de 2010

Verdicio aún sigue afectado por las pasadas inundaciones


Dos meses después de las inundaciones y un día después de abrirse el plazo para solicitar las ayudas del Principado, los vecinos residentes en el entorno de la playa de Verdicio reclaman a las administraciones medidas urgentes para salir definitivamente a flote. Se quejan de la inseguridad de los edificios que corren el riesgo de desplome en caso de un nuevo avance de la marea y piden que se lleven a cabo actuaciones para evitar que el estancamiento de agua cause infecciones entre la población. También solicitan alternativas a la incomunicación a la que se ven abocados los residentes en la urbanización. Una situación que se perpetúa desde la riada del pasado 9 de junio que arrastró tras de sí el puente que servía de acceso entre este núcleo de viviendas y el resto de las instalaciones existentes en la zona oeste de la playa.
Este colectivo de afectados considera que el mayor riesgo ahora es el relacionado con las infecciones. La razón estriba, según explica el presidente de los vecinos de la urbanización, Juan Álvarez, en que con el avance de la marea de julio, el agua quedó estancada en el viejo cauce del río. «Durante un mes toda esta zona se convirtió en una verdadera charca donde proliferan las ratas y mosquitos que, de no actuar, se puede convertir en un serio problema de salud para todos». El portavoz vecinal señaló que la situación fue trasladada al Ayuntamiento de Gozón, «que expresó todo su interés para solucionar un problema que no es de su competencia». Álvarez resaltó que la iniciativa municipal de recuperar el viejo cauce del río mediante el empleo de una máquina excavadora fue «incomprensiblemente» denegado por la Demarcación de Costas de Asturias, que es la responsable final de este tipo de actuaciones.
Otro motivo de malestar y preocupación de los vecinos, y de manera especial para los propietarios del bar Casa Anita, es la incertidumbre que afecta a este negocio. La precaria situación en la que quedó parte de la estructura del bar y la vivienda se ve amenazada por el efecto de las futuras mareas. Sus dueños aseguran que si no se procede con el refuerzo del edificio «no resistirá el invierno». Recuerdan que hasta allí se desplazaron ministros y políticos, «pero ninguno se comprometió a reparar los daños, limitándose tan sólo a interesarse por nuestra salud. Transcurridos dos meses de la riada, solo procedieron a la retirada de los cascotes».
Retirada de escombros
Ante la inoperancia de los organismos públicos, los vecinos tomaron ya algunas iniciativas como son la retirada de escombros y otros materiales depositados en la arena de la playa. Los más jóvenes vienen retirando aquellas piedras y cascotes que se encuentran entre la arena, aunque algunas por su tamaño precisan de alguna ayuda mecánica. Todas estas actuaciones las realizan conscientes del alto riesgo que existe en el arenal para los usuarios. Tanto es así, explica Juan Álvarez, que las heridas por cortes y otras lesiones están a la orden del día. Y se producen por objetos metálicos y de cristal que se encuentran enterrados en la arena. Se trata de los restos de materiales arrastrados por la riada, «sin que podamos hacer otra cosa que no sea con las manos», señala.
Por otra parte, el colectivo de residentes en la urbanización de ámbito privado encargó ya un proyecto para asegurar la zona de viviendas afectadas. Se trata de un plan que busca reforzar el subsuelo donde más socavó la riada y que ahora se encuentra en fase de valoración por parte de las constructoras.
Otro problema añadido es la pérdida del puente que, de manera provisional, obliga a hacer uso de una vieja zodiac que sirve para salvar las aguas estancadas. Su reconstrucción es competencia de Confederación Hidrográfica del Norte, así como la canalización del río. Ambas obras no tienen fecha.

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