- Los hosteleros coinciden en que la polémica de la última semana ha favorecido la promoción del certamen en toda Asturias
- El parque de El Muelle se estrena como sede del festival con notable afluencia de público
Con buen tiempo, nuevo escenario y una polémica que parece estar más en los titulares que en la calle. Así arrancó ayer el Festival de la Cerveza en el Parque del Muelle. Para algunos, el mejor avance de las fiestas de San Agustín es ese peculiar olor del bocata de picadillo y para otros el sabor de la cerveza fresquita víctima de risas con los amigos, pero todos coinciden en que el festival es la mejor manera de terminar el día con buen humor. Ese es precisamente el ambiente que se respiraba ayer en el parque donde los visitantes que se acercaron a degustar las primeras cervezas disfrutaron, además, de un clima inmejorable.
El festival, que tendrá lugar en un horario comprendido entre las siete y las tres de la madrugada hasta el próximo sábado, alcanza ya su decimosexta edición con veinticuatro puestos de los que sólo seis son de alimentación, mientras en los restantes se podrán encontrar las cervezas más peculiares de distintas partes del mundo.
Este año, además, la calificación de «sexista» por parte de varias organizaciones de mujeres y por la propia concejala de la Mujer, Paula Bartolomé, al cartel en el que se muestra el escote de una tabernera bávara ha dado mucho que hablar, hasta convertir a esta edición en la más polémica. El debate, sin embargo, ha suscitado una respuesta casi unánime del público: «No lo veo sexista porque creo que el valor del arte está en los ojos del que mira más que en el propio dibujo», apuntó ayer Alejandro Vigil, uno de los asistentes al recinto.
Por su parte, los hosteleros tienen una opinión parecida, pero además añaden los beneficios a nivel publicitario que puede traerles el cartel. Incluso los camareros del stand 'Belenos Rugby' barajan la posibilidad de disfrazarse de bávaras como método para relajar toda la tensión que se ha creado alrededor del cartel.
También el nuevo emplazamiento elegido para este año con motivo de las obras en la Plaza de los Hermanos Orbón, ha levantado el malestar entre aquellos que prefieren la tradición de los años anteriores o espacios más amplios, como la plaza de La Exposición. «La organización ha sido mejor este año, pero la incertidumbre ante el número de asistentes es mayor», señaló Nacho Martínez, uno de los camareros.
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