domingo, 28 de junio de 2009

El Aviles del futuro



Las obras del centro cultural Oscar Niemeyer avanzan, la ciudad se asoma a la ría y el concejo afronta el nuevo siglo con retos ambientales y urbanísticos aún pendientes

Avilés se asoma a la ría y se baña en el siglo XXI. El Centro Niemeyer es el hito de la transformación. Para el próximo verano está prevista su inauguración. La plaza abierta al mundo del arquitecto de Brasilia toma forma en la orilla derecha de la ría y el fotógrafo Nardo Villaboy, notario oficial de los cambios del complejo cultural, da buena muestra de estos cambios en esta pequeña colección de imágenes que hoy publica LA NUEVA ESPAÑA.

Pero no sólo del Niemeyer vive el avilesino. El polígono de la ría, que surgió de las cenizas de la antigua Ensidesa, busca convertirse en polo de atracción empresarial del concejo. Llegan a Avilés compañías tecnológicas, aunque a la vez cierren otras del mismo sector por ese fenómeno llamado globalización. Recientemente, se comenzó a urbanizar el suelo que sostuvo la central térmica de la gran siderúrgica. Cultura construida a golpe de piqueta y economía en progreso, pese a la que está cayendo en todo el planeta.

La ría es también el escenario de una de las transformaciones más importantes de la historia del urbanismo en el concejo. Cuando terminen las obras del puerto de Avilés -previstas para final de año- la ría tendrá más de mil metros de nuevos muelles comerciales. Hace pocas semanas comenzó a funcionar la nueva rula del pescado, después de casi dos años en el limbo de los desacuerdos. El estuario volverá a ser el centro de Avilés en cuanto, de una vez, se eliminen las vías del ferrocarril que dividen la ciudad y a los políticos, que discuten y discuten una solución que no termina de llegar, pese a un plan millonario encargado por Fomento.

La ciudad se ha convertido en un destino turístico, pese a los años de niebla industrial. El futuro está en la combinación de la siderúrgica con la cultura milenaria. Al menos esto es lo que entienden los más expertos. La industria llegó a finales del siglo XIX de la mano de los empresarios indianos que manufacturaban remolacha y la hacían azúcar. Sin embargo, no fue hasta 1950 en que las chimeneas se hicieron habituales en el paisaje de Avilés. La crisis tiene a medio gas aquello que en su día lo era todo en la vida cotidiana del concejo. Por eso, para no depender de los altibajos de la industria los responsables de esta ciudad planifican un futuro que, de momento, sólo tiene forma de presentaciones a bombo y platillo.

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