Los marinos mercantes de Gozón realizan su encuentro anual y desgranarán historias y recuerdos en un acto en el Museo Marítimo
El concejo de Gozón es una tierra en la que abundan los capitanes de la Marina mercante. La principal explicación es que el municipio es uno de los que más kilómetros de costa -unos 42- tienen de todo el Principado y además durante varios años existió en Luanco una escuela náutica ubicada en el instituto de la capital del concejo. «Se podía estudiar la especialidad laboral de la modalidad marítimo pesquera», explica José Francisco Suárez, «Pichi». Esta tarde se reunirá buena parte de los capitanes gozoniegos en su encuentro anual en un acto en el Museo Marítimo organizado por el club de LA NUEVA ESPAÑA, que se traslada a Luanco para ofrecer las historias de estos hombres de mar.
En la actualidad, hay unos 70 capitanes en el concejo. La mayoría, retirados de sus operaciones marítimas aunque con gran vinculación con la mar. Francisco Roces, capitán de barco en activo, explicó que cuando él estudiaba en la Escuela de Náutica de Gijón, la mayoría de los alumnos eran gozoniegos y en su mayoría luanquinos. «En una clase de 42, 14 éramos de Luanco», indica. «Pichi» añadió que en La Coruña, en una escuela de similares características a la gijonesa, «había más alumnos de Luanco que de Gijón y gallegos».
Los capitanes de la Marina se lamentan de que no haya relevo en su profesión, en buena medida, por el bajo coste de la mano de obra de otros países. Eso sí, el amor a la navegación, de la que hacen gala, seguirá siempre presente en el concejo. «Como dijo el pensador griego Plutarco, navegar es necesario; vivir, no», sentencia José Francisco Suárez.
Reconocen que, como todo, la navegación ha cambiado mucho en los últimos tiempos. «Ahora es completamente diferente, tienes más calidad de vida y más vacaciones, y los barcos están controlados al segundo», indicó Roces. Luis Servando Peláez, capitán retirado, asegura: «Antes los marineros paraban en los puertos; ahora lo tienen todo en los barcos».
Los luanquinos optaron históricamente por el mando del barco, mientras que en otros concejos del litoral asturiano abundan los jefes de máquinas. «Pudo ser la existencia de la Escuela de Náutica en Luanco lo que nos llevó a optar por estudiar por ser capitanes», indica Francisco Roces. «Fue más duro ejercer de capitán que estudiar», añade Peláez. La profesión estaba más considerada hace años que ahora, dicen. Hoy ofrecerán buenas y saladas historias.
viernes, 30 de enero de 2009
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